Y después del
duro fin de semana de la Txuma’16, tocaba el martes carrera en Puente Arce,
íbamos sin ninguna presión, ya que era simplemente para hacer acto de
presencia. Y teníamos un plan, atacar todos.
Quedamos en el
club, lo preparamos todo, y marchamos dirección a la carrera. Nos preparamos,
fuimos al control de firmas y después a calentar a la carretera ya que esta vez
no teníamos rodillos.
Poco más tarde
ya estábamos todos preparados en la salida, que aunque era neutralizada, cuanto
más adelante mejor. Salimos hicimos un cacho detrás del coche y en cuanto se
quitó, mi compañero Iván saltó del grupo. Pero lo hizo demasiado pronto y le
salieron todos detrás.
Y en cuanto se
tranquilizaron un poco los humos, atacó un corredor del Isidoro-San Justo, y yo
detrás. Aguantamos un rato escapados pero al final nos acabaron dando caza. Así
que me hice un sitio en el pelotón, y ahí me propuse acabar.
Prácticamente
a final de la primera vuelta (eran dos grandes, un pequeña por la zona de meta,
y luego subir hasta la ermita de Santa Ana, la cual daba nombre a la prueba),
estaba el premio de la montaña, y ahí me descolgué, pero yendo en un grupito
conseguimos enganchar y volver a descolgarnos en la siguiente subida. Pero
después de bajar a más de 80 km/h, conseguimos
enganchar otra vez. Se escapó Julio y
estuvimos, trabajando para él, saliendo a los ataques y frenando el grupo.
Acabamos la segunda vuelta, y el pelotón volvía a ser compacto. Pero ahora
tocaba la vuelta pequeña. Y había que subir un cacho. Ahí me descolgué con
Julio.
Fuimos tirando
un rato hasta que entre coche y coche, el se marchó, yo me quedé atrás pero
bajando volví a coger a Julio, y llegamos a la última subida, hacia la ermita.
Y las rampas de hormigón eran muy empinadas, pero llegamos a meta.
Bastante
contentos, porque después de la Txuma, nos tomamos de otra manera estas
carreras, ahora pensando en la Vuelta al Besaya.
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