Suena diana más tarde de lo normal. Se agradece dormir. Una hora y cuarenta y cinco minutos de bicicleta en grupo. Sólo entre compañeros. Parada obligada durante el recorrido para tomar un café. Para comer: Paella, dos piezas de fruta y un yogur desnatado. Siesta. De cena, un poco de pasta y, de nuevo, otro yogur. Trabajo regenerativo le llaman los deportistas. Juanjo Cobo, el mejor español clasificado actualmente en la Vuelta a España, disfrutó del primer día de descanso en el seno de la concentración del GEOX. Al cántabro, al que le sobra clase, busca convencerse de que puede hacer algo grande. Sobre el papel tiene la misión de ayudar a Menchov, su líder, pero la carretera dictará sentencia. Su trayectoria es una combinación de triunfos ilustres (etapas en Vuelta y Tour, general de la Vuelta al País Vasco...) con desapariciones deportivas y depresiones personales. Confiesa estar «bien», pero admite ser «débil anímicamente». Cobo lucha a partir de hoy contra sí mismo. Su talento hará el resto.
-¿Cómo se ve la vuelta desde ahí arriba en la clasificación general?
-Bien, la verdad. Me esperaba estar bien, pero no tan bien. Octavo a estas alturas de Vuelta es mejor de lo esperado. Teníamos respeto a la contrarreloj y ha salido bien. Ahora hay que pensar día a día, porque queda un mundo y muy duro.
-¿Qué tal el día de descanso?
-A mí me viene muy bien. Se ha rodado con mucha intensidad en esta primera semana y la carrera se ha hecho más dura de lo que, en realidad, debería de haber sido. El aire y el calor han hecho estragos. El descanso viene bien. Es cierto que, en estas ocasión, el primer día ha llegado antes que en otras vueltas.
-Y hoy, de nuevo, etapa de montaña con final en alto, ¿qué espera de ella?
-A ver cómo sienta el día de descanso. A mí me viene bien. La Manzaneda es un puerto largo y con poco desnivel. Espero estar entre los mejores. Estuve en La Covatilla a buen nivel, noté que tenía buenas piernas, aunque no pude disputar el final.
«La carrera dictará sentencia»
-¿Cuál es su objetivo ahora en esta Vuelta?
-De momento estoy para ayudar a Denis Menchov. He venido a esta Vuelta a dejarme la vida por él. La carretera será la que diga cómo estamos cada uno. Si él tiene un día malo, quizás sea el momento de ver hasta dónde llego, pero hasta entonces no debo pensar en otra cosa. Creo que Denis puede ganar la ronda, no ha perdido mucho tiempo y debemos ayudarle a ello. Si él falla será el momento de asumir yo la responsabilidad, pero hasta el momento no lo he pensado. Cada uno sabe lo que tiene que hacer y lo mío es estar al lado de Menchov. Si las cosas cambian entonces tendré que ser yo el jefe de filas.
-Faltan dos semanas de Vuelta, ¿dónde cree usted que estará la clave para ganarla?
-Está claro que el viernes, el sábado y el domingo son los tres días más importantes. Las tres etapas, la de Ponferrada, que aunque no acabe en alto es muy dura, y, sobre todo, la ascensión a la Farrapona y el domingo a El Angliru. Este último es un puerto muy duro y, si estás mal, allí te puede caer una 'minutada'.
-¿A quién ve favorito?
-Para mí, Nibali. Creo que con la montaña que queda es el más peligroso. Habrá que ver de qué es capaz Wiggins en etapas tan duras. Es una incógnita. Sin embargo, en esta edición sí es cierto que hay muchos corredores en la 'pomada'.
-¿Usted también es de los que cree que se han pasado de dureza en esta edición?
-La verdad es que además de ser dura se está haciendo más por la velocidad a la que se rueda. No sé, imagino que se busca el espectáculo con los finales duros y peligrosos. Será bueno para los espectadores, pero a veces se olvidan de los ciclistas. Yo digo que si es bueno para el ciclismo, pues adelante, a pesar de que seamos nosotros los que tengamos que sufrir.
-Y su temporada hasta ahora ha sido...
-Ha tenido dos partes. La primera, muy mala. Anímicamente destruido. No tenía ganas de entrenar, no tenía ganas ni de ver la bicicleta. Hubo días en los que pensé en dejarlo todo porque no merecía la pena sufrir para nada. La segunda mitad, mejor. Corrimos en el País Vasco, las clásicas y los campeonatos de España y me empecé a encontrar mejor. En la Vuelta a Burgos sí noté que iba mejor y ahora en la Vuelta me veo bien.
-Pasó por un momento muy duro en mayo, ¿verdad?
-Sí. Hace dos meses quise dejar la bicicleta. Se lo dije a Matxín (su director), pero ni siquiera lo hablé con un amigo ni con nadie. Fue al ir al Tour de Eslovenia. Pensé que no merecía la pena tanta miseria. No andaba, no iba nada bien y creí que lo mejor era dejarlo.
-¿Por qué no lo hizo?
-Fue Matxín el que me convenció. Me dijo que entrenara sin presión, que nadie me iba a exigir nada y que disfrutara de la bicicleta. A partir de ahí las cosas cambiaron. El ciclismo tiene a veces estas cosas.
-¿Qué les diría a esos que dicen que es usted débil de 'coco'?
-Pues que es verdad. Me vengo abajo y no sé superar los bajones. Creo que me autoimpongo una exigencia alta y, si no la consigo, me entran pequeñas depresiones. Los pequeños problemas, los hago muy grandes y eso en el ciclismo es muy importante porque la cabeza es la que empuja. Pero soy así y es mi 'hándicap'.
Momentos malos
-¿Qué le pasó el año pasado en el equipo Caisse d'Epargne? ¿Por qué no rindió como se esperaba?
-Era un año nuevo, en un proyecto nuevo y en un equipo consolidado. Me atrajo la posibilidad deportiva de conseguir algo grande. No fue por dinero, porque me fui por menos de lo que ganaba. Sin embargo, no supe superar los malos momentos. Me impuse un alto rendimiento después de las dos temporadas anteriores y no cumplí. Fui yo quien tuvo la culpa, porque nadie me exigió nada. Eusebio Unzué (director) sólo me animó y no tengo una mala palabra hacia él. Fui yo quién se presionó muy pronto y quería conseguir resultados muy pronto y la precipitación me hizo cometer errores. Las dos temporadas anteriores, 2007 y 2008, me hicieron presionarme demasiado a mí mismo.
-Y decidió volver al 'redil', con Matxín, de nuevo, a la estructura deportiva de la que salió y con la que se convirtió en profesional...
-Sí. Él conoce lo bueno y lo malo de mí. Yo a él lo conozco a la perfección. Aquí nunca me exigieron y era el mejor sitio para empezar otra vez.
-¿De quién se acuerda ahora que las cosas le van mejor?
-Siempre de los mismos. Me acuerdo de aquellos que están conmigo en los malos momentos, cuando realmente se pasa mal. A ellos les agradezco ahora el apoyo. Me acuerdo de mi madre, que es a la que más disgustos le doy cuando me ve de 'bajón'.
-Etapas en La Vuelta, Tour, general en País Vasco,... ¿Qué le falta a su palmares?
-Cuando pasé a profesionales no pensé que iba a ganar lo que he ganado. Me hace falta creerme un poco las cosas. Ahora no estoy al nivel del Tour de 2008, pero creo que puedo estar con los mejores y que puedo llegar a estar como entonces.
-Es pronto, pero, ¿tiene decidido que va a hacer el año que viene?
-No, y tampoco me gustaría hablar ahora en medio de La Vuelta de mi futuro. Hablé con Matxín un día, por encima, y me dijo que querían contar conmigo para el año que viene, pero ya hablaremos porque no sólo es una firma, son muchas cosas más lo que debemos valorar y ya las hablaremos más adelante. Tenemos tiempo.
Los cuatro cántabros de la Vuelta a España 2011
De La Fuente, Freire, Madrazo y Cobo.
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