Constancia

Constancia

viernes, 22 de junio de 2018

Vuelta al Besaya junior 2018



Y llegó mi primera Vuelta al Besaya como junior. Eran cuatro etapas en cuatro días seguidos, de jueves a domingo. Aparte del nivel de los corredores y equipos que venían a correr, que iban a poner un ritmo demoledor, el recorrido era muy exigente. 



La primera etapa, que es a la que nos dirigíamos salía de Los Corrales de Buelna, donde se encuentra la sede del club organizador (Bathco), dábamos una vuelta por San Felices de Buelna, Barros para volver a la salida donde encontraríamos una meta volante. Luego iríamos a Hijas (premio de la montaña) y después a hacia la Vega de Pas, para subir La Braguía y bajar a Villacarriedo, para llegar a Cabárceno, donde la etapa acabaría después de las duras rampas que allí nos esperaban.




Hubo presentación de equipos, y uno a uno nos fueron nombrando a todos los corredores, para formar la parrilla de salida.  




Salimos neutralizados un poco y en cuanto dieron la salida oficial empezó el ritmo que iba a acompañar toda la etapa. Dimos la primera vuelta. Yo iba resguardado en el grupo, intentado no caerme y no quedarme. Llegamos a Hijas y empezaron los arreones para el llevarse los puntos de la montaña. Yo iba aguantando bien, pero no quería bajar el ritmo porque si frenaba un poco me quedaba en el sitio. Y fue pensarlo y trabarnos varios corredores con la moto. Me solté del grupo, pero al poco de llegar abajo, volvimos a enganchar. Y otra vez me volví a resguardar en el grupo para llegar a la Braguía lo más fresco posible. Me encontraba bien, no iba sufriendo mucho, por lo menos hasta que nos acercábamos a la Vega de Pas, porque ahí ya me empezaron a doler las piernas. En el puerto ya fue un “sálvese quien pueda”, y cada uno subía a su ritmo. No conocía la subida y sufrí un poco al principio pero hasta que cogí pedalada. 


Después hice el descenso con otros dos corredores. Nos adelantó un coche de un equipo y estuvimos un rato detrás de él, hasta que pegó un acelerón y se fue al grupo de delante (estábamos a punto de cogerlo), y se los llevó. Entonces perdimos de vista al grupo. Nos juntamos varios y empezamos a colaborar para llegar a meta, que no quedaba nada. Y a falta de 5 km, en Sarón, nos retiraron de carrera. No podían, porque en el reglamento de la prueba ponía que el tiempo de fuera de control eran 25 minutos y nosotros no llevábamos tanto. Llegamos a Cabárceno, y allí fue donde peor lo pasé de toda la etapa. Las ramponas que teníamos que subir parecían muros. Y medio muerto, llegué a meta con un grupo, pero no nos clasificaron.



Y después de quejarse mi director y luchar por que pudiera salir al día siguiente, me dijeron que si. Así que me marché a casa pensando que sí. Más tarde llamaron que el director de arbitraje se opuso a que saliéramos.  



Y por la mañana volvieron a llamar, después de haber asumido que no iba a salir, para decirme que después de poner un queja a la organización habían repescado a todos los que llegaron con menos de 25 min.


La segunda etapa era muy ratonera al principio, por una carretera muy estrecha y muy rompe piernas a la que dábamos dos vueltas, para ir al Alto de San Martin (premio de la montaña), después Hijas (premio de la montaña, también) y luego el mismo circuito en Los Corrales que la primera etapa para acabar en Bostronizo (efectivamente, premio de la montaña también). Era muy importante salir por delante, porque iba a haber una escabechina en el primer circuito. Y aunque lo intenté, entre 200 corredores no pude pasar a todos. Y me quedé cortado en la primera subida. 



Después por mucho que me esforzaba, el pelotón solo me metía más tiempo. Me metí en varios grupos, hasta que finalmente me quitaron en Hijas. Y así se termino mi experiencia en la Vuelta al Besaya 2018, llegué en una grupeta con otros corredores para ver llegar a mis compañeros.








No hay comentarios:

Publicar un comentario