Después de la Vuelta al Besaya,
tocaba ir a correr a Igollo de Camargo, carrera organizada por Miguel Movellan,
padre de mi compañero de equipo Víctor. La carrera se presentaba dura. Era
larga, muy rompe piernas (se subía dos veces el Churi), y además entre semana
(normalmente se va más rápido y la Guardia Civil te retira antes).
Pues después de prepararlo todo,
firmar, calentar… nos fuimos a la salida.
Fuimos neutralizados hasta Bezana, pero parecía que íbamos en carrera.
Dieron la salida oficial, y pasó como en la carrera de Cacicedo.
Atacaron dos
componentes del MMR en el mismo sitio. La diferencia, es que esta vez eran los
que más andaban. Aguanté a duras penas hasta el alto de San Mateo, donde se
tranquilizo la cosa (lo justo). Y en Piedras Negras ya se acabo mi aguante en
el grupo.
Volvieron a atacar y me quedé en otro grupo. Fuimos colaborando,
luchando por volver a entrar al pelotón. Nos retiraron poco después. Así fue la carrera
que al final acabaron bastantes menos de la mitad de los que habíamos salido.
Me dio rabia haber ido allí para
quedarme en la primera vuelta.
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