Y llegó la prueba de la Copa de
España, celebrada en Unquera, organizada
por el director de mi equipo, José Enrique Argüelles, patrocinado por Junco
Pindal. Fuimos pronto, ya que nosotros
colaborábamos con la organización.
Hacía muy buen día desde bien
temprano, lo que se resumiría más tarde en un calor asqueroso (para mi gusto).
Nos preparamos y fuimos a firmar, para que nos diera tiempo a calentar y a
tener la reunión de equipo.
Salimos muchísima gente, todos
nerviosos, porque se venía una carrera bastante dura. Eran 110 km, con un recorrido realmente
exigente. La zona que más miedo me daba
era los pasos por Unquera, era una carretera estrecha y con muchas rotondas,
isletas, bordillos, bolardos… etc. De ahí nos fuimos a San Vicente por Los
Tanagos. Subíamos por ahí, para bajar a la localidad costera. Ahí vi la primera
librada del día cuando hubo un choque entre dos ciclistas justo delante de mí,
pero por suerte, no se fueron al suelo. Salimos
de San Vicente siguiendo el mismo recorrido que la carrera que se disputó en el
mismo pueblo hace unos meses. Y nada más entrar en la zona estrecha, hubo una
caída masiva que me pilló aunque no llegué a tocar el suelo. Aun así, me volví
a meter en el pelotón sin mayor dificultad.
Volvimos a Unquera y solo llevábamos
un cuarto de carrera. Pero ahí empezaba lo duro de verdad. Subimos a Colombres,
donde estaba la meta, y aunque cruzamos la línea de meta, todavía era muy
lejana. Nos dirigimos a El Peral, para meternos a una carretera estrecha muy
rompe piernas. El pelotón estaba cortado y había infinidad de grupitos. Y en
uno de esos estaba yo. Íbamos en dirección a Panes, por una carretera de
montaña. Bajábamos muy fuerte, para no perder rueda con los de delante. Ahí vi
otra librada, pero esta fue mía, cuando me adelantó el coche de la Fundación
Contador en mitad de una curva y de repente se cerró. Estuvo a nada de
atropellarme. Y poco más adelante se termino mi carrera. No porque fuera mal.
No por una avería. Ni por una caída.
Se escaparon unos caballos de un prado que
había allí. Estaban muy asustados y se metieron a la carretera. A bajar el
puerto delante de mi grupo, ocupando toda la carretera. Y no pudimos pasarlos.
De bajar casi a 70 km/h a bajar a 20 si llegaba. Y el pelotón se fue. Y nos
metieron muchísimo tiempo a la salida de Panes. Y por mucho que nos
organizábamos, ni siquiera recortamos tiempo.
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