Y volvimos a correr a Asturias, esta vez a Grado. La última vez
que corrí en esa comunidad, no me fue mal (Vuelta a la Montaña Central).
Y después de la última carrera, no podía
hacerlo peor, así que iba a pasármelo bien. Fuimos por la mañana a comer allí,
porque si no se hacía muy tarde. Y nos dio el tiempo justo para comer, ya que
en cuanto terminamos empezó a llover mucho. Pero cuando digo mucho, estoy
diciendo muchísimo. Se inundó la zona en la que estábamos. Encima eran unas
gotas enormes, que resonaban mucho dentro del coche.
Y cuando pensábamos que iban a suspender la carrera, dejó de
llover. Así que salimos.
Las carreteras asturianas son, en su mayoría, malas. Son
resbaladizas, están descuidadas, tienen muchos baches. Y encima era una carrera
con mucha gente, lo que la hacía peligrosa. Empecé mal. Iba atrás haciendo la
goma en los pequeños repechos del principio de la carrera.
Así que si no iba a
acabar, pensé, iba a intentar algo. Y me fui a cabeza del grupo y justo se hizo
una escapada. No me dio tiempo a meterme, pero se metió un compañero de equipo.
Como se hizo un grupo majo, empezaron a saltar más corredores, así que salí con
ellos, para intentar que no cogieran la escapada y si la cogían, pues me había
metido con ellos. Y efectivamente pasó eso. Nos cogieron, pero lo volví a intentar, y
nada. Y lo volví a intentar, por tercera vez, y se formó un grupito. Y parecía
que nos íbamos, pero enseguida se pusieron a tirar y echaron abajo nuestros
intentos. Y nos metieron a una carretera muy mala, donde se rompió el grupo y
me quedé fuera. Al cabo de un rato,
volvimos a entrar. Seguimos rodando prácticamente todo por llano, hasta
que llegamos al puerto. Se hicieron grupos y cortes, y me metí en uno de ellos.
Las bajadas estaban muy mal, y hubo muchas caídas. Yo bajaba con cuidado. Veía
todas las caídas que se estaban produciendo. Había gente en la carretera, gente
en las cunetas, gente en los prados.
Y no quedaba nada para acabar por lo que
arriesgar ahí era tontería. Llegamos a meta en un grupo, donde quedamos en
entrar todos juntos, porque habíamos estado colaborando entre casi todos para
llegar a meta, a excepción de alguna persona, que nos atacó en meta.
Estaba contento, porque había acabado bien pese a no haberme encontrado
bien al principio.
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