La profesionalización de la competición ha convertido al ciclismo en uno de los deportes más duros que existen, y a los corredores en máquinas capaces de exprimir el más mínimo recurso a su cuerpo y su bicicleta. Sara Ortiz, lleva dieciocho años sobre dos ruedas, recorriendo las carreteras de Cantabria. Disfruta de su pasión; pero sabe que nunca podrá vivir de ella.
Reconoce que para ella el deporte de la bici es algo más. «Comencé de niña en la escuela de Ramales haciendo Mountanbike, luego pase al ciclocross y posteriormente a la ruta. Después de unos cuantos años puedo decir que el ciclismo es la mayor felicidad que tengo en la vida, una pasión», afirma. «Esto a mi nivel no se hace por dinero, se busca la realización personal. En mi trayectoria he tenido disgustos; pero pesan más las satisfacciones. Recuerdo con mucha alegría el campeonato de España de Mountanbike. O la participación en el Giro de Italia junto a las mejores del Mundo, las penas se olvidan pronto».
Ortiz Mazo reconoce que para estar en primera línea de la competición hay que sacrificarse. «No cabe la menor duda que para estar en el candelero hay que entrenar como un profesional. Hay que cuidarse mucho y llevar una alimentación saludable y no digamos nada de salir. Hay que estar a pleno rendimiento siempre. En las carreras se nota enseguida quien se cuida y quién no».
Sara entiende que hasta la fecha el deporte femenino está lejos de la igualdad que tanto se habla. «Lo de la igualdad en el deporte es una tontería. Yo me he sentido marginada en muchas ocasiones. En las carreras haces los mismos kilómetros y subes los mismos puertos, pero a la hora de la verdad el premio en metálico es más pequeño e incluso el trofeo que te dan también marca diferencias; el de las chicas es más pequeño. Parece que vales menos y eso molesta», denuncia.
El problema no está solo en las instituciones públicas. «La misma federación, los Ayuntamientos deben de dar ejemplo; pero no lo hacen. Si hay premios en dinero no se reparten al cincuenta por ciento y siempre salimos marginadas. Los estamentos públicos deben predicar con el ejemplo para luego trasladárselos a los privados», prosigue en una crítica de la que pocos se salvan. «También en el ámbito informativo no se valora a las chicas. En general, el deporte femenino esta discriminado en los medios».
Sobre su futuro, Sara sabe que en la bicicleta se acaba el tiempo y trata de buscar una alternativa. «Si estas compitiendo, necesitas tiempo para entrenar y eso te perjudica para trabajar e incluso para entrenar. Yo estoy preparando unas oposiciones pero te resta tiempo. Para vivir del ciclismo hay que ser una estrella y en España se cuentan con los dedos de una mano las que pueden mantenerse del ciclismo. El resto tenemos que tener ayuda, pero podemos seguir haciendo lo que más nos gusta».
Fuente: El Diario Montañes
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