Un poco desanimado
después de Torrelavega, tocaba ir a correr la Copa de España en Elorrio. Como
me dijo mi padre, iba a disfrutar, porque el circuito de este pueblo vasco es
precioso, técnico, duro y muy, muy divertido, y no me jugaba nada y después de
la anterior carrera necesitaba motivarme.
Llegamos y me
fui a dar una vuelta. El circuito, un poco cambiado al del año pasado, me
encantaba. Había dos zonas de dos troncos que había que saltar, una zona de
arena estrecha, escaleras, un puente y las características subidas y bajadas de
este circuito.
Luego fuimos a
la carpa donde nos sentamos tranquilamente a esperar y hablar. Y cuando nos
preparamos para subir al rodillo, nos dijeron que se había retrasado nuestra
salida. Así que esperamos un poco más y
nos montamos al rodillo.
Tenía miedo,
porque las piernas tampoco me respondían bien del todo y me dolían en el mismo sitio que en el campeonato de
Cantabria. Pero fuimos a la salida y dejé de pensar en eso. Entré en modo
carrera y me motivé. Me lo iba a pasar en grande.
Como no tengo
puntos de la Copa, me tocaba salir en tercera fila, y aunque salí mejor que
muchas otras veces (yo creo que porque iba sin ningún tipo de presión) iba muy
atrás, tanto que pasé el 32º por la primera subida. Y ahí empecé a pasar gente,
corriendo con la bici de la mano y luego subiendo. Iba a ritmo, que ya me
habían advertido que era muy dura y que pocos llegaban un poco decentes a la
última vuelta. Iba remontando posiciones poco a poco, hasta que la carrera
empezó a definirse.
Los huecos empezaron a aumentar, y yo tenía un grupo
delante y era mi objetivo. Fui recortando metros hasta que les cogí antes de la
famosa bajada de Elorrio, donde les pasé y me puse delante. Iba a lo mío, no
miraba para atrás. Iba motivado, muy motivado. Pasé por meta y dijeron que era
la última vuelta. Y yo acabo mejor de lo que empiezo, así que iba a tope, me
veía bien, sin embargo, veía que los que tenía delante llevaban peor cara. Y
pasé por el box en la última vuelta en el puesto 12º pero quedaba mucho
circuito y logré adelantar un par de posiciones antes de llegar al sprint con
otro a meta. Pero nos lo habían dicho mal, y nos quedaba una vuelta. Yo acababa
de petar, y fuimos arrastrándonos un rato. Ellos se marcharon y poco a poco yo
fui cogiendo ritmo.
Pero había perdido mucho ya y estaba molido. Así entré en
meta el 17º, con una mano ensangrentada (no lo vi hasta que noté el manillar
pringoso) justo cuando salía Lars Boom
(Astaná) a dar una vuelta al circuito y me hice una foto con él.
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