Constancia

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jueves, 10 de diciembre de 2015

CX Igorre 2015


Igorre es una carrera preciosa. Llevo años yendo a verla (no podía correr) y siempre me ha encantado. Para mí el circuito, muy divertido y duro, está muy conseguido, aunque tengo que decir, que me gustaba más cuando era Copa del Mundo. A ver si Igorre vuelve a ser COPA DEL MUNDO. Volver a tener a los grandes belgas y holandeses aquí.


Y por fin este año pude correrla, y estaba emocionadísimo. Me hubiera gustado prepararme bien para esta carrera, pero igual que la semana pasada que se juntaron los exámenes todos los días y el malísimo tiempo, y esta semana, entre la lesión de la rodilla (de cuando me caí en Lezama) y como no, otra vez los exámenes, pues dieta de rodillo que hice dos días.



Pues sin apenas entrenamiento nos marchamos para Igorre, que para mi sorpresa, cuando llegamos no hacía mucho frio. Y digo para mi sorpresa, porque los demás años, por la mañana estaba todo congelado. Pero este año no. Y ya estaba un poco “mosca”, y cuando fui a ver el circuito me decepcioné un poco. ¿Y el barro? -Preguntábamos.



El año anterior fue una pasada. Había tal cantidad de barro que la carrera del otro día de Los Corrales de Buelna, parecía un juego de niños. Y este año había muy poco. Con esto no digo que no fuese dura ni que no me gustara, es más a mi me sigue gustando bastante pero… necesita la “salsilla”.




Dimos varias vueltas y luego al rodillo. Me tuve que poner una rodillera con una bolsa de congelados dentro pegada con esparadrapo para que no se me mojara ni manchara el apósito de la rodilla. Estaba súper nervioso.


Y yo tengo una cosa clara: Voy a correr y me lo voy a pasar bien, y si veo que no puedo estar bien para la carrera (como en este caso que iba a correr sin entrenamiento y yo ya sabía que iba a echar los ojos) iba a pasármelo en grande de todas maneras. Y como no, dando la nota: Nos pintamos la cara con barro.



Me llamaron para la salida. Por lo menos esta vez no era el ultimo como otras veces, y menos mal, éramos 85 cadetes preparados para dar guerra. Salieron las chicas. Yo casi temblando, deseando suerte a todos mis compañeros y amigos. El árbitro avisaba, “Quedan 2 minutos corredores”. Y yo me ponía más nervioso. Y dos minutos más tarde, salimos.


Esprinté todo lo que pude, todo lo que ganara en ese momento lo tendrían que sudar otros para pasarme. Adelanté a bastante gente antes de entrar al barro, pero cuando entré me pillaron dos tapones y no podía pasar. Subimos la mítica cuesta a “pata”, llena de barro (donde más había). Íbamos muchos corredores en “piña”, pasando gente y gente nos pasaba, en fin, una locura, como todas las primeras vueltas. Todavía con los nervios ahí, empecé a sentir el bajón. Sabía que me iba a dar, vamos, estaba cantado, pero no me esperaba que fuera tan pronto. Había acelerado un poco al principio para adelantar un poco y cuando me pegara no quedarme muy atrás, para ver si podía después remontar un poco. Dimos la primera media vuelta (porque había un trozo de circuito que no hacíamos hasta la segunda vuelta). La cuesta de después de meta me mató (en todas las vueltas, pero fue en donde más fuerte pegó). No quería quedarme mucho ni quería quemarme entero intentado coger a los de delante, ya que no me sobraban las fuerzas. Cogí un ritmo y tiré con él toda la carrera.


Cogí a mi ex compañero y amigo Oier, fui con él un rato y después se soltó.


De mi equipo, Adrian y Andrés estaban delante mío y les veía y detrás tenia a Isma y a Iván, e Isma se acercaba peligrosamente hacía mi.


Isma me cogió, yo iba quemado pero me puse a rueda y fui con él un cacho hasta que me despegué. Me pasaban más corredores, como un corredor del Mendiz Mendi, que no es la primera vez que voy con él en una carrera que me animó y se puso a tirar hasta que me volví a descolgar. Me cogió Julio, del Daessa Sport, amigo mío también, y que aproveché para engancharme un rato para que me pusiera ritmo.



Y cogí a Andrés, que había tenido un problema y se había golpeado la pierna. Y en la última vuelta iba en una batalla con otro corredor y un grupito que tenía detrás. Al final le ataqué y entré a meta esprintando. Entré el 43º, y bastante bien para no haber podido entrenar.







Después de la carrera y de ducharnos, Tuti (entrenador y “presi” del CC Colindres), nos dio un bocadillo de jamón y lomo a cada uno y una charla. Luego nos fuimos con las sillas a ver la carrera.

#BigMatTeam


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