Igorre es una
carrera preciosa. Llevo años yendo a verla (no podía correr) y siempre me ha
encantado. Para mí el circuito, muy divertido y duro, está muy conseguido,
aunque tengo que decir, que me gustaba más cuando era Copa del Mundo. A ver si
Igorre vuelve a ser COPA DEL MUNDO. Volver a tener a los grandes belgas y
holandeses aquí.
Y por fin este
año pude correrla, y estaba emocionadísimo. Me hubiera gustado prepararme bien
para esta carrera, pero igual que la semana pasada que se juntaron los exámenes
todos los días y el malísimo tiempo, y esta semana, entre la lesión de la
rodilla (de cuando me caí en Lezama) y como no, otra vez los exámenes, pues
dieta de rodillo que hice dos días.
Pues sin
apenas entrenamiento nos marchamos para Igorre, que para mi sorpresa, cuando
llegamos no hacía mucho frio. Y digo para mi sorpresa, porque los demás años,
por la mañana estaba todo congelado. Pero este año no. Y ya estaba un poco
“mosca”, y cuando fui a ver el circuito me decepcioné un poco. ¿Y el barro?
-Preguntábamos.
El año
anterior fue una pasada. Había tal cantidad de barro que la carrera del otro
día de Los Corrales de Buelna, parecía un juego de niños. Y este año había muy
poco. Con esto no digo que no fuese dura ni que no me gustara, es más a mi me
sigue gustando bastante pero… necesita la “salsilla”.
Dimos varias vueltas y luego al rodillo. Me tuve que
poner una rodillera con una bolsa de congelados dentro pegada con esparadrapo
para que no se me mojara ni manchara el apósito de la rodilla. Estaba súper
nervioso.
Y yo tengo una cosa clara: Voy a correr y me lo voy a
pasar bien, y si veo que no puedo estar bien para la carrera (como en este caso
que iba a correr sin entrenamiento y yo ya sabía que iba a echar los ojos) iba
a pasármelo en grande de todas maneras. Y como no, dando la nota: Nos pintamos
la cara con barro.
Me llamaron para la salida. Por lo menos esta vez no era
el ultimo como otras veces, y menos mal, éramos 85 cadetes preparados para dar
guerra. Salieron las chicas. Yo casi temblando, deseando suerte a todos mis
compañeros y amigos. El árbitro avisaba, “Quedan 2 minutos corredores”. Y yo me
ponía más nervioso. Y dos minutos más tarde, salimos.

Esprinté todo lo que pude, todo lo que ganara en ese
momento lo tendrían que sudar otros para pasarme. Adelanté a bastante gente
antes de entrar al barro, pero cuando entré me pillaron dos tapones y no podía
pasar. Subimos la mítica cuesta a “pata”, llena de barro (donde más había).
Íbamos muchos corredores en “piña”, pasando gente y gente nos pasaba, en fin,
una locura, como todas las primeras vueltas. Todavía con los nervios ahí,
empecé a sentir el bajón. Sabía que me iba a dar, vamos, estaba cantado, pero
no me esperaba que fuera tan pronto. Había acelerado un poco al principio para
adelantar un poco y cuando me pegara no quedarme muy atrás, para ver si podía
después remontar un poco. Dimos la primera media vuelta (porque había un trozo
de circuito que no hacíamos hasta la segunda vuelta). La cuesta de después de
meta me mató (en todas las vueltas, pero fue en donde más fuerte pegó). No
quería quedarme mucho ni quería quemarme entero intentado coger a los de
delante, ya que no me sobraban las fuerzas. Cogí un ritmo y tiré con él toda la
carrera.

Cogí a mi ex compañero y amigo Oier, fui con él un rato y después se
soltó.
De mi equipo, Adrian y Andrés estaban delante mío y les
veía y detrás tenia a Isma y a Iván, e Isma se acercaba peligrosamente hacía
mi.
Isma me cogió, yo iba quemado pero me puse a rueda y fui
con él un cacho hasta que me despegué. Me pasaban más corredores, como un
corredor del Mendiz Mendi, que no es la primera vez que voy con él en una
carrera que me animó y se puso a tirar hasta que me volví a descolgar. Me cogió
Julio, del Daessa Sport, amigo mío también, y que aproveché para engancharme un
rato para que me pusiera ritmo.
Y cogí a Andrés, que había tenido un problema y
se había golpeado la pierna. Y en la última vuelta iba en una batalla con otro
corredor y un grupito que tenía detrás. Al final le ataqué y entré a meta
esprintando. Entré el 43º, y bastante bien para no haber podido entrenar.
Después de la carrera y de ducharnos, Tuti (entrenador y
“presi” del CC Colindres), nos dio un bocadillo de jamón y lomo a cada uno y
una charla. Luego nos fuimos con las sillas a ver la carrera.
#BigMatTeam