Constancia

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jueves, 13 de agosto de 2015

4ª Prueba del Futurobike 2015 - Cabuerniga


Bueno, que voy a decir, esta temporada está siendo la mejor desde que empecé a correr. Estoy más motivado que antes y quiero dejar huella esta última temporada de escuelas.  El problema, es que este año también ha sido un año de nuevas experiencias. Me explico, por primera vez, he pinchado en una carrera (bueno, en tres carreras) o me he caído en una carrera de carretera.


Pero dejando esto aparte, empiezo:



La carrera de Cabuérniga siempre me ha gustado, porque es divertido, técnico y no es tan duro. Tiene de todo, y para colmo, le ponen una rampa para saltar.



Como era sábado por la tarde, está relativamente lejos y es en un parque bonito para comer, pues fuimos por la mañana y con la comida, para pasar el día allí. Vi el circuito, que era prácticamente como el año pasado. Me dijeron que tenía que dar 8 vueltas.




Tenía un poco de miedo, ya que pese a haber estado entrenando bien para la carrera, el jueves y el viernes había estado vomitando y no había hecho nada, y por eso tenía miedo a haber perdido la forma que he estado cogiendo hasta ahora, ya que eso es muy delicado.



Comimos, pasamos el día hasta que tocó ir a cambiarse para la carrera. Me hacían todos la ya típica broma del pinchazo, y yo me reía porque pensaba que ya había superado el cupo de pinchazos. Llegó Andrés, del CC Colindres, al que convencí para que viniera a probar el MTB, y con suerte, se enganchara (porque es más adictivo que la droga). Luego llegaron los de Ramales y dimos más vueltas. Vi las carreras, y me fui a calentar alrededor de la iglesia de Terán y luego a una pista de al lado del circuito.




Me coloqué en la salida en segunda fila, por ranking. Tardaron en llamarnos y luego en dar la salida. Estábamos todos muy, pero que muy nerviosos.



El árbitro pitó. Salí a todo lo que me daba y pasé a la gente muy rápido, a veces peligrando de irme al suelo. Pero era demasiado importante esta salida como para dejar pasar la oportunidad. Me puse cuarto, en un grupo con Gonzalo Inguanzo que ya lideraba la carrera desde el principio. Detrás a rueda dos leoneses y yo. Habíamos soltado a los demás. Iba animado porque así podría recuperar el tercer puesto del Open Cántabro y rascar puntos para el segundo. Gracias a la salida esa les costaría más adelantarme y a mi más fácil defenderme. Es como el cuento de la lechera, lo único que a mí no se me cayó la leche. Peor. Yo lo hago a mi manera, PINCHANDO.

Pues sí. Oí aire, saliendo a presión y sentí que el líquido de mi rueda me mojaba la pierna. Me aparté rápido, para no molestar y uno a uno me pasaron todos, mientras yo giraba y daba golpes a la rueda de delante para que el liquido tapara el agujero. No se oía nada de aire, así que me monté y seguí pero me tuve que volver a bajar porque salía otra vez. Repetí la operación y de mientras me pasaron las chicas que salían después de los chicos. 



Cuando acabé me monté y seguí, esta vez de verdad. Pero me quedaba demasiado poco aire y me iba en todas las curvas, bajadas y subidas. Remonté y cogí a varios. En la última bajada me fui de completo y me metí en un bardal. Llegué a la meta y me cambiaron la rueda. He aprendido a no perder los nervios, a mantenerme sereno en carrera. Pensé en que ya no tenía nada que hacer. Mi carrera ahora era hacer una gran remontada y sobre todo, pasármelo en grande. En cuanto acabaron, cogí la bici, di dos zancadas, pegué un salto y me subí a la bici. Cogí poco a poco a la gente. Me dobló Gonzalo Inguanzo, le cogí la rueda y después me dejó. Me dio el flato pero no paré. Cogí a Aingeru y fuimos juntos hasta que le solté y entramos en meta.

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