¡Por fin! Se acabó el instituto y que
mejor forma de celebrarlo que con una carrera, lo único malo es que era un poquito
lejos, en Bembibre. Salí del “insti” y me fui a casa. Comimos y nos fuimos para
allí. Nos íbamos a quedar con otras 2 familias a dormir en una casa rural
preciosa, en Congosto, al lado de Bembibre.
Aunque apenas dormí 2 horas en toda la
noche, al día siguiente me sentía bien. Fuimos a ver el circuito, que aunque
era muy corto (apenas 900 metros). Pero
aun así era muy duro por una subida que se notaba mucho en las piernas al cabo
de las vueltas. Tenía una bajada guapísima que me encantó. No sé la de litros
de agua que me bebí por el calor que hacía, era demasiado.
Después de unas cuantas vueltas volvimos a la casa a comer.
Volví súper animado. Tenía muchas ganas
de que llegara mi carrera, para dar mis 8 vueltas.
Cuando ya me tocó, me puse en primera
fila entre mis compañeros y amigos, Oier y Juanin (MTB Ramales y Cangas de
Onis, respectivamente). Cuando pitó salieron y me hicieron un sándwich pero me
puse detrás de Oier y lo esquivé. Y al hacer esto también esquivé a Juanin que
se había caído, pero Oier se le llevó por delante y los pasé. Para no cometer
el mismo error de la carrera anterior (Udias), me regulé mucho. Iba por las
primeras posiciones, vigilando a los que tenía delante, que poco a poco les iba
cogiendo. Me cogió Isma y fui con él un cacho, recortando cada vez más a los de
delante nuestro. Pero bajando, que ahí yo recortaba mucho (no frenaba nada,
menos en la curva fuerte donde entraba cruzado entero, un loco en bici), pegué
un llantazo y subiendo tenia la rueda baja completamente. Y ahí se acaba mi
carrera.
En realidad no, aunque lo pensé por un
momento, pero lo quite rápidamente de mi cabeza y empecé a gritar que había
pinchado, para poder cambiar de bici. Llegué a meta corriendo y me dieron una
bici. El problema, que era de la chica más alta del equipo y yo que no es que
sea el más alto también pues no llegaba a los pedales. Y mientras iba bajando,
iba cagado, sin ver a donde iba a causa del polvo y la luz del sol que se metía
entre los árboles y me daba en la cara. Todavía no sé como libre tantas veces.
Poco a poco fui recortando, y cogiendo a algunos corredores. Me doblaron los dos primeros y yo segui a mi
ritmo, pero en la anteúltima vuelta (ultima para ellos) me doblaron Juanin y
Oier, aunque este último un poco más atrás. Y como iba bien le seguí
prácticamente hasta meta.
Aunque en la primera clasificación me
pusieron el anteúltimo, entré en novena posición.
Al día siguiente fuimos a hacer turismo y
a comprar chocolate por Astorga y más sitios.
Con el Triki Beltrán
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