Otro sábado más, estábamos en la “furgo”.
Nos dirigíamos a una de mis carreras preferidas de carretera, La Viveda. ¿Por
qué me gusta?, muy fácil; la subida, bastante dura y un poco larga a medida que
van pasando las vueltas, que por cierto tenía que dar 16.
Llegamos y aparcamos justo al lado del
equipo de Colindres. Me preparé y fuimos a dar algunas vueltas, hasta que
empezaron las carreras, que fui a sentarme a la carpa. Estuvimos ahí un rato hasta
que tocó ir a calentar y me subí al rodillo. Luego fui a la salida y allí me
quedé hasta que acabaron.
Salí bien, me coloqué delante y procuré
aguantar así. Estuvimos unas tres o cuatro vueltas tranquilos pero se animaron
y atacaron en la subida muy fuerte.
Destrozaron al grupo, y se fueron. Nos
quedamos un grupito de cinco o seis, pero como ya es normal nadie daba relevos.
A mi es una cosa que me fastidia mucho. Es sentido común, creo yo. Te acaban de
soltar y que haces, intentar meterte en el grupo a toda costa ¿no? Pues no,
nadie da relevos aunque sea beneficioso para todos. Entonces, en cuanto te
sueltan del grupo principal, prácticamente te quedabas a tu suerte. Me quedé
solo, de vez en cuando cogía a alguno y le dejaba. Una de las veces iba
subiendo y me pasó un corredor del Torrelavega, que se cerró contra el público
y casi nos vamos al suelo. Me doblaron y las dos últimas vueltas, me retiraron.
No entiendo porqué cuando corro MTB voy
mejor que en carretera, me veo mejor y tengo más fuerza. Haber que tal en las
siguientes carreras.
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