Como ya va siendo tradición, la
carrera de Torrelavega era el campeonato de Cantabria. Y como parece tradición
también, hacia frio y llovía.
El circuito había cambiado un poco,
y entre eso y la lluvia, había grandes pozas por todo el circuito, y claro, donde
hay agua hay barro. La verdad es que me gustó bastante.
Di un par de vueltas, con algún
accidente relacionado con la profundidad de los charcos (uno en concreto
engañaba bastante), y después de darle un manguerazo a la bici, me marché
tranquilamente a la carpa.
Nos colocaron en la salida, y
después de pitar, salimos a tope. Hice una gran salida, de las mejores de la
temporada, y en cuanto pasamos la zona de escaleras y la bajada, adelanté
bastantes posiciones por todas las caídas que hubo en esa zona. Luego la
carrera ya dejó a cada uno en su sitio. Me encontraba bien, me encontraba súper
cómodo en las zonas más técnicas, y recuperaba lo que podía perder en zonas
como el velódromo. Iba rodando con otro corredor, que me dejaba atrás cuando
había que rodar pero yo recortaba en las zonas técnicas.
Cogimos a algunos
corredores que teníamos delante. Empecé
a ir cada vez mejor, mejor que otros días, y de repente me fui al suelo en una
zona embarrada, al salirme de la trazada. Me hice daño y me costó levantarme, y
encima se me había salido la cadena. Perdí un tiempo precioso, que no recuperé
después.
La lluvia cada vez me molestaba más, cada vez tenía más frio, y para
colmo, empezó a granizar. Con el buzo empapado parecía que no llevaba nada y
que los granizos daban directamente en la piel, me picaba todo el cuerpo por
los impactos, sobre todo la cara.
Al final entré en meta, muerto de
frío, corriendo a ducharme. Aunque me encontré un poco mejor todavía quedaba
mucho por mejorar de cara a los nacionales.
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