La misma semana que la carrera de
Puente Viesgo, tocaba la carrera de Igorre, “La Catedral”. Llegamos allí, y
aunque hacia viento, no llovía, cosa que se agradecía. Aun así, el circuito
estaba como tenía que estar, embarrado, que casi no avanzabas. Por fin. Por fin
podía correr en Igorre con barro. Porque mis temporadas anteriores habían sido
mayormente secas.
El circuito no había cambiado apenas,
era como los últimos años. Un circuito muy corto, pero muy intenso, con pocos
sitios para respirar ya que casi todo era barro.
Fuimos a la carpa, un poco justos
de tiempo, porque al no haber categoría master iba a ir todo muy rápido. Nos
pusimos a calentar y después fuimos a la salida.
Mi sitio en la salida era bastante
malo, como va siendo costumbre esta temporada, aun así, sabía que era una
salida donde se podía recortar y
remontar, porque era larga y si tenías suerte se hacían huecos grandes para
pasar adelante.
Pero claro, había que tener suerte.
Dieron la salida y salí bastante atrás. En vez de abrirse, el pelotón se cerró
hacia mi lado y me fue imposible pasar hacia delante. Entré casi de los últimos
del grupo a la campa, en el prau. Aunque conseguí adelantar a varios, me pillo
una montonera. Me quedé trabado un poco aunque conseguí salir rápido. Ya había
huecos entre nosotros, así que más o menos íbamos “tranquilos”. Iba bien, me
encontraba bien, no tan bien como debería pero aguantaba, pese a que iba
bastante atrás.
Fui cogiendo a otros corredores
poco a poco. Tenía miedo que me doblaran, porque el circuito era muy corto y el
primero (un italiano que estaba corriendo la Copa del Mundo, venía muy fuerte,
Filippo Fontana, pupilo del excampeón del mundo Daniele Pontoni). Así que justo, a falta de 200 metros para entrar
prácticamente (para él, no para mí) me dobló justo cuando
yo tenía avería, llegando al box. Pero yo quería dar la última vuelta y acabar
la carrera, así que me desdoble en meta justo antes de que entrara él. Así que
acabé el último (de los que terminaron), pero acabé.
Entré contento en meta porque me
había encontrado mejor y porque había acabado, y ya pensando en la próxima
cita, Torrelavega.
Con Daniele Pontoni
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