Y continuamos
con la Copa de España, esta vez en Carranza (País Vasco), con la tercera prueba
de la Copa. Y como llevaba tiempo esperando, llovía. Porque… ¿Qué es cx sin
barro?, es como un perrito caliente sin salchicha.
Así que
después de casi una semana lloviendo, llegamos a Carranza y el circuito era una
piscina, marrón y pegajosa, de las que me gustan. Nos preparamos (yo me forré
hasta con papel de film para no mojarme). Y fui a dar una vuelta.
El circuito de
Carranza es un circuito feo, las cosas como son, a menos que llueva. Cuando
llueve, deja de ser una escombrera a ser un circuito donde vas a echar los
ojos, donde te vas a llenar de barro, vas a tener que patear y sobre todo, te
lo vas a pasar en grande. Hay un par de zonas que me encantan, la “herradura”,
donde subíamos por una ladera dábamos una curva y con la misma bajábamos, la
zona del frontón, donde había unas bajaditas divertidas… etc.
Y después
volvimos a la carpa, donde esperamos tranquilamente hasta que nos trajeron los
dorsales, los pusimos y seguimos esperando para montarnos al rodillo.
De vez en
cuando paraba de llover pero siempre volvía otra vez. Calentamos y fuimos a la
salida pero yo me metí debajo de un balcón y empecé a saltar esperando a que
los árbitros fueran a la salida.
Nos colocamos
en la salida, yo estaba en segunda fila. Salieron las chicas cadetes, y unos
minutos después, nosotros.
Salí colocado
de la mitad para delante del grupo, y adelanté a varios corredores en la curva
en la que entrabamos al “prau”. Pero entonces un corredor que iba delante de mí
se cayó, y medio pelotón se le llevó, conmigo incluido. Me levanté lo más
rápido que pude. Pero se me había salido la cadena y por culpa del barro que en
el plato se había quedado trabado, la cadena no entraba y entre que la metía me
pasaron casi todos los corredores. Y monté y seguí hacia delante. Empecé a
remontar posiciones pero estaba muy lejos de donde debería estar. Estaba tan
nervioso que después de pasar el primer box, entre en un zigzag embarrado y me
fui al suelo. Me levanté corriendo, cada vez más desanimado pero seguí para
delante. Pasé por box en el puesto 47º.
Llegamos a la “Herradura” y adelanté a
varios, con la bici al hombro y agarrándome a la cinta. Seguí a mi ritmo hasta
que llegué a la zona del frontón, bajé montado hasta la valla y bici al hombro
otra vez la subí. Pero al bajar se me salió la cadena otra vez. La metí más
rápido que antes pero no me arriesgué y cambié de bici en el segundo box. Ahora
ya un poco más asentado en carrera, cogí mi ritmo y a hacer una remontada épica.
Seguía pasando
gente, aunque ya notaba el cansancio en las piernas y me costaba respirar, así
que relajé un poco el ritmo para acabar mejor. Cada vez que veía que iba
demasiado lento o me costaba mucho en el barro, saltaba de la bici y echaba a
correr. Y entonces empezó a llover, el barro se empezó a hacer más resbaladizo
y no tan pesado como antes. Y empezaron los escalofríos. Estaba congelado. Tenía
ganas de llegar a meta y poder ducharme. Empecé a temblar. Pero tenía que
acabar.
Hice la última vuelta ya a lo que daba. Entré en meta yo solo en el
puesto 31º.
Entré bastante
desanimado porque todavía no he podido hacer una carrera dando todo lo que
podía dar, estando donde podía estar. Pero bueno, a seguir mejorando para estar
a tope y poder dar lo mejor de mí en Los Corrales de Buelna y en Colindres, mi
casa, el fin de semana siguiente.
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