Y la siguiente carrera que tocaba
después de la prueba de San Vicente era en Hoznayo, un día entre semana como
motivo de una fiesta local.
No me gustan las carreras que no son en fin de
semana, sobre todo cuando estoy en época de clases y más en época de exámenes.
Era un circuito muy corto, muy
rompe piernas. Íbamos a salir muy rápido, e iba a haber guerra desde el
principio. Llegamos allí, y en cuanto pudimos nos fuimos a calentar, y después
de firmar, a la salida.
Salimos dirección Entrambasaguas, y
desde el mismo pitido del arbitró que anunciaba la salida oficial, empezaron
los ataques. Pasamos Entrambasaguas y nos metimos a un repecho para volver a
Hoznayo. Se iba rodando rápido y con constantes hachazos, buscado la escapada.
Llegamos a la subida de El Bosque para meternos a la derecha en el alto, dando
a una zona muy dura. Iba aguantando a duras penas, hasta que llegamos al alto y
comenzamos el descenso, donde me volví a meter en el grupo. Aproveché los
momentos de calma antes de volver al alto de El Bosque pero por el otro lado,
para comer y coger aire. Me solté un
poco subiendo, pero nada importante porque volví a conectar poco más tarde.
Di
otra vuelta más con la misma dinámica que la primera, pero ya en la tercera
vuelta me descolgué de forma bastante más significativa, en la primera subida
al alto, aunque mantuvimos e incluso recortamos un poco en la segunda subida.
Pero aun así nos sacaron de carrera porque estábamos corriendo con el trafico
abierto (no había nadie en los cruces) y “podía ser peligroso”.
Y así volví a casa a estudiar,
decepcionado por no haber podido acabar otra carrera.
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