Y llegó la
hora. Nos levantamos pronto. Desayunamos, nos preparamos, cogimos las maletas y
nos fuimos. Un rato después aparecimos en Torrelavega, en el velódromo Oscar
Freire, donde esperaba el autobús del Racing de Santander. Con él, el conductor
que nos llevó el pasado verano a Mérida, al Campeonato de España Escolar de Carretera
y Btt, y que este año nos llevaría a Ávila (Castilla y León). Así pues cuando
toda la selección estaba preparada, las bicis y demás equipaje cargado y nos
hicimos la foto de rigor, montamos en el bus e iniciamos el viaje.
Tardamos
unas horas en llegar a nuestro hotel, El Espinar, que se encontraba en un
pueblo del mismo nombre a 40 km de Ávila. No hacía calor como nosotros
pensábamos, aunque tampoco hacia frio… todavía.
Comimos allí,
bastante bien. Luego fuimos a las habitaciones a descansar un poco antes de ir
a ver el circuito. Pero empezó a llover bastante. Aún así cuando pareció
despejar un poco fuimos a ver el circuito. Llegamos a Ávila y estaba
prácticamente inundado. Por las calles bajaban ríos de todo lo que caía. Y
llegamos al circuito y no estaba marcado. Solo vimos algún que otro sendero y
conejos, muchos conejos. Total, que no vimos nada. Decepcionados y empapados
volvimos al hotel. Dejamos las bicis, ducha rápida y a cenar.
Al día
siguiente nos levantamos prontito para a ver si habían puesto algo del circuito
porque estaban poniendo estacas el día anterior cuando nos marchábamos. Estábamos
asustados por la granizada que había caído a las tantas de la mañana, con
granizos del tamaño de pelotas de golf.
Fuimos hacia Ávila,
llovía bastante, y cada metro que nos acercábamos a la ciudad se iba volviendo
más oscuro y cada vez llovía más. Hasta que dejó de llover, pero solo para
granizar muy fuerte. Como bajamos a Ávila buscando calor no teníamos ropa de
invierno, así que tuvimos que ir al decathlón a comprar chubasqueros. Y tal
como esperábamos, el circuito seguía sin estar marcado. Así que seguimos
buscando senderucus, pero sin saber cómo era.
Volvimos al
hotel y después nos comunicaron que habían suspendido las pruebas de ese
viernes porque estaba todo inundado, llovía mucho y hacia muy mal tiempo.
Por la tarde insistimos,
fuimos a dar otra vuelta, andando para ver como avanzaban en el marcaje del
circuito. Aun así seguía sin estar marcado entero aunque ya se podía ver algo.
El circuito era bonito, muy rápido y poco sitios técnicos como puedes encontrar
en otras carreras como las del open vasco o de la Copa de España. Pero era muy
estrecho. No puedes organizar un circuito para un campeonato así siendo tan
estrecho debido a que tienes que dejar sitio para pasar bien.


Por que jugarse
un Nacional solo por la salida no es justo, uno puede tener posibilidades pero
no poder adelantar y no poder optar a nada. Prácticamente era por pista, aunque
tenía varios sitios de senderos, un poco de barro que había aparecido por las
lluvias. Tenía subidas duras que vuelta tras vuelta (dábamos 5) te desgastaban
mucho. Las bajadas eran bastante divertidas. Aunque estaba mojado y las piedras
resbalaban muchísimo, no me importaba mucho porque aunque todavía quedaba
granizo en el suelo de por la mañana, ya salía el sol y parecía que la tormenta
se alejaba. Y era así, que calor pudo hacer el resto del fin de semana.
Al día
siguiente nos tocaba. Por fin volvieron a cambiar la hora de nuestra carrera.
No queríamos que fuera a la una como el año pasado, a 48ºC y un golpe de calor
por metro cuadrado. Lo cambiaron a las cinco y nos quejamos. ¿Por qué no podía
ser como antes? Por la mañana prontito, como se hacía antes. Y nos escucharon.
Llegamos allí,
dimos una vuelta completa al circuito (por fin). Me encontraba bien, nervioso
pero bien. Vimos la carrera de las chicas, animando a Elena y nos pusimos a
calentar.
Luego fuimos a la salida. Yo sabía que mi carrera estaba perdida ya desde antes
de salir. Me explico, éramos 69 corredores. Mi lugar en la salida era el 67.
Además el circuito no ayudaba como había dicho antes.
La salida se hacía en una pista, y al poco de salir curva cerrada con una
subidita, hacia unas piedras que se estrechaba muy rápido. Me puse por fuera
para evitar lo trabones que iba a ver por dentro, al cerrarse unos a otros.


Para colmo, nada más pitar el árbitro y salir
a muerte, hubo un incidente o caída o no sé qué paso en realidad, pero aun así
tuve que frenar para no llevármelo por delante. Y así llegué el último a la
primera curva. Estaban todos trabados ya, así que salté en marcha y empecé a
correr y a pegar brincos entre corredores. Aun así, no entrabamos todos y
muchas veces tenías que esperar parado. Cuando podía pasaba a quien podía. Iba
bien. Me encontraba muy bien de piernas, a la vista está que iba cogiendo gente
poco a poco y les pasaba y les dejaba. Cogí a Álvaro Cobo, que venía con la
selección de Cantabria y empezó nuestra carrera juntos. Los corredores de
delante se habían distanciado mucho por lo que tuvimos que poner un ritmo muy
fuerte para poder cogerlos. Íbamos recortando mucho a los de delante, les
cogíamos, y les dejábamos. Álvaro tiraba en las bajadas porque al ser más
técnico que yo, bajaba más rápido y a mí me ayudaba, el llano le compartíamos y
la subida tiraba yo, que me encontraba verdaderamente bien. Cogíamos a los
corredores de uno en uno, de dos en dos a lo sumo pero íbamos muy distanciados.

Al acabar una
bajada, Álvaro se cayó. Pegó un buen tortazo, y yo detrás casi le atropello,
pero conseguimos salir rápido. Si hubiera tirado me hubiera ido, pero no iba a dejar
a Álvaro ahí, así que espere un poco y rápidamente volvimos a coger ritmo. Estuvieron
a punto de doblarnos, habíamos perdido mucho tiempo (baje un minuto para la
siguiente vuelta) pero llegamos bien a meta. Entramos de la mano, en las
posiciones 53º y 54º.
Muy contento con mis sensaciones, iba muy muy bien, comparado con cómo me había
encontrado hacia unas pocas semanas.
Por la tarde
fuimos a ver a nuestros compañeros las pruebas de crono y de las de línea de
los infantiles. Ahí Cantabria se alzó con la victoria de Iván Bonilla.
Al día
siguiente tocaba ir a ver las pruebas de línea de los cadetes, y después nos
despedimos de Ávila y volvimos a casa.
Buenos momentos que pasamos en Avila
Otra gran
experiencia.