Medio dormidos estábamos mis hermanas y yo desayunando, para
irnos a Asón (Cantabria), para hacer una ruta con unos amigos del Gimnasio. La
ruta salía del pueblo de Asón e iba por el bosque, siempre al lado del río, y
llegaba hasta debajo de la cascada del nacimiento del Asón (esta vez el rio).
Pero como llovió toda la noche no pudimos hacer esa ruta, porque había que
pasar varias veces por el rio. Así que decidimos hacer el conocido “plan B”, pasando el mirador del alto
del Asón y llegando al aparcamiento, donde dejamos los coches y cogimos el
camino que llevaba a Brenavinto.
Llegamos al Alto de la Posadía, entre Los Campanarios y Los
Castros de Horneo. Allí había una cabaña
donde hace años nos hicimos una foto mis hermanas y yo, y ahora mi padre quiso
volver a hacérnosla a mis hermanas y a mí. Allí había un lago que se forma por
las lluvias en el que se veía la forma del arroyo Rubridillo que parecía una
serpiente enorme cuando lo veíamos desde arriba.
Más tarde mi padre nos llevo por un camino precioso, hacia ”El hayedo
de Montecrespo”, era estrecho, íbamos todos en fila, había piedras, se veía
todo el valle. Había partes de piedras grandes, otras de grijillo, otra era un
bosque con grandes rocas donde descubrimos un paso entre ellas que te llevaba a
un lugar maravilloso. Llegamos a un “prao” donde paramos y buscamos un sitio
para comer. Vimos una cabaña, la cabaña de Concinchao, y decidimos ir allí para
comer en las escaleras. Estaba rodeada de nieve, muuuuuuucha nieve, tenía una cuevecita. Al lado encontramos unas rocas
sin nieve y un poco de hierba seca (muy
cómoda).
Después de comer subimos por un camino que llevaba a San Roque
de Riomiera, el GR-74, pero que puedes ir hasta Reinosa o si te desvías en San
Miguel de Agüayo por el GR-71 llegas hasta Sotres. Estuvimos subiendo un rato
hasta que llegamos a un sitio muy especial; era un bosque de Hayas, que estaba
debajo del “Mesón de saco”, estaba nevado por completo. La madre de nuestros
amigos le encantan lo sobrenatural entonces estábamos hablando de eso y de
repente oímos un “grrrrrrrrrr” que nos asustó. Luego resultaban ser dos ramas
que al juntarse con el viento hacían ese ruido. Íbamos a ir a una garganta, a
las Hazas del Respiradero, pero había mucha nieve y estábamos congelados. Así
que dimos la vuelta y volvimos al coche por el mismo sitio, exceptuando que en
vez de pasar por el lago pasamos por encima.
Y así acabo un buen día, con una ruta muy bonita, que aunque
daban un 85% de probabilidades de lluvia y había nubarrones negros encima nuestro
no nos llovió.
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