Después de
tres horas de viaje loco con trompetas, siestas, canciones y demás, tres
autobuses cargados de gente desembarcan en Tafalla donde se oye casi un km de
distancia el ensordecedor ruido provocado por los gritos y trompetas de los
colindreses (aunque también había gente del país vasco y otros pueblos, hasta un
japonés).
Los corredores
del Club Ciclista Colindres Teleburger (entre los que estábamos mis hermanas y
yo) y del Club Ciclista Tafallés. Hicimos unas gymkanas, vimos como era la suya
y ellos vieron como era la nuestra. Luego nosotros les dimos quesada cántabra y
ellos caramelos de Tafalla.
En los últimos
cinco minutos todos muy nerviosos ¿Lo conseguiría? Y paso de 170 vueltas (el
anterior record) todos lo celebramos. Luego nos hicimos fotos todos con el
hombre del día.
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