1ª Prueba del Open Cántabro 2014 en Alfoz de Lloredo
¡¡¡¡Pooooooooooooor
fin!!!! Ayer (Sábado, 3 de mayo de 2014, siglo 21, milenio 2 después de Cristo)
fue la primera carrera del Open Cántabro de mountain bike en Alto Cildad (Alfoz de Lloredo). Nos habían
avisado de que el circuito le iban a poner para que cuando pasemos a cadetes,
que el salto que damos no sea tan grande pero no me esperaba esto.
El circuito
media 2,900 km. Era muy, muy duro. Salíamos del prau hacia el camino de grava,
hacia un cruce en un alto y bajamos por un camino (muy parecido a Colindres de
arriba) que llevaba a otra bajada muchísimo más peligrosa, donde hubo varias
caídas. Luego seguimos bajando y al llegar a final empezamos a subir una pared
(casi literalmente) muy larga pero cada vez con menos desnivel hasta que
volvimos al prau.
Cuando llegó
mi categoría, colocaron las dos primeras filas y los demás a buscarse la vida.
Así conseguí colocarme en segunda fila pero me cerraron cuando el árbitro pitó
la salida. Me quedé el último del primer grupo pero no podía meterme más y me
descolgué y me quedé en el segundo grupo. Cuando llegamos a la bajada recorté
bastante a otros corredores. En la subida nos cogió Ismael Gutiérrez, nos pasó
y nos dejó. Acabé la primera vuelta muy, muy cansado con un compañero de equipo
que me estaba cerrando. En la segunda de tres, aguantaba como podía hasta
llegar a la bajada donde mejor me encontraba. Subiendo me dio el flato y casi
no me podía mover, ahí nos cogió un corredor del MTB Torrelavega y mi compañero
se me iba poco a poco, después también me fue dejando de rueda el de
Torrelavega. Vi a varias corredores que se habían retirado de la carrera por la
dureza de esta, pero termine la vuelta muerto a punto de caerme varias veces.
La tercera vuelta no era yo mismo ya que la mayor parte de mi quería retirarse
por el dolor pero una pequeña parte decía que por orgullo iba a acabar como
sea. Entonces mi padre que estaba en la subida empezó a animarme como loco (lo
que si me animó). El corría detrás de mí y yo pedaleaba cada vez con más
fuerza. Y llegué a meta.
Y quiero hacer
una mención especial a un caballo desbocado que al bajar la peligrosa cuesta no
frenó y acabó en el bardal, mi compañero de equipo Marcos. Así fue el
resultado:
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