Ayer por fin
llegó el día, la primera carrera del año. Como casi todos los años (digo casi
todos porque ha habido un año que no he ido) vamos a Muskiz para la primera
carrera, para ir entrando en temporada (porque esta no cuenta para ningún
campeonato). Estaba muy animado, hice el circuito varias veces a toda leche.
Casi me le aprendí.
Cuando por fin
llamaron a los infantiles de primero, Oier (Oier Mazon, un amigo y compañero de
equipo) y yo nos colocamos en primera fila con Aingeru (Aingeru Prado, otro
amigo y compañero de equipo) detrás nuestro.
Dieron la
salida, pero no la salida de carrera sino la de la vuelta de reconocimiento.
Oier y yo nos colocamos los primeros, cerrando huecos para llegar a la salida
los primeros y coger buen sitio. Aproveché para calentar un poco, cosa que me
vino de perlas.
Llegamos a la
salida los primeros, pero tuvimos que esperar porque otro corredor había tenido
un accidente.
Cuando dieron
la salida, salimos Oier y yo a toda leche los primeros. Él se escapó, y yo iba
aguantando un cacho más atrás. Llegué a la subida de la “muerte”, el segundo y
solo. Había metido mucha tierra de por medio con el tercero. Llegué a meta bien
pero al ir a entrar en el prau que hay antes de la subida me cogieron el
tercero y el cuarto. Intenté agarrarme a ellos pero iban muy fuerte. Cada vez
que me acercaba aceleraban. Al cabo de un rato empecé a pelearme con el quinto.
Era bastante más grande que yo (unas 2 cabezas y un cuerpo y medio) pero estuve
peleando hasta el final cerrando huecos, acelerando en la curvas. Pero en la
última recta antes de meta, yo esprintando como loco (bueno, el también) me
pasó y llegó a la meta poco antes que yo. Al final quinto y con copa.
Al final me
desfondé aunque estaba contento porque había estado ahí y sé que puedo.
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